#1 Limpiar
Antes de lavarte el rostro, asegúrate de lavar también tus manos. Es importante lavarse el rostro con agua tibia, porque si está demasiado caliente puede romper los capilares, y si está muy fría, no permitirá que los poros se abran correctamente.
Una vez que el rostro esté húmedo, aplica una loción o gel limpiador en pequeños movimientos circulares hacia arriba con el dedo medio. Procura no frotar mucho para no dañar la piel, y que los movimientos vayan de abajo hacia arriba: esto estimulará la piel para que fluya la sangre y permita que los poros se abran.
#2 Tonificar
Aplicar el tónico es una parte sumamente importante en la rutina de belleza del cutis. Su función más importante es cerrar los poros y eliminar los últimos restos de suciedad y aceites que quedan después de la limpieza.
Con la tonificación también se eliminan los restos del producto de limpieza.
#3 Hidratar
Una hidratación adecuada es la clave en el cuidado de la piel y una de las principales armas contra el envejecimiento. Aún la piel grasa necesita hidratación. Para ello, puedes optar por dos tipos de hidratantes: los aceites o sérums, que penetran más profundamente que las cremas. Y las cremas faciales, que tengan ingredientes naturales que ayuden a penetrar bien en la piel.
Para el contorno de ojos, se recomienda una crema hidratante específicamente formulada para esa zona, porque la piel es mucho más delgada que la del cuerpo, y por consiguiente, más débil. Además, es una zona que debes nutrir especialmente para prevenir las líneas de expresión y arrugas.
#4 Aplica una mascarilla
La mayoría de las mujeres buscan saltearse la máscara de belleza, porque creen que es innecesaria o no tienen tiempo. Una correcta máscara mantiene los poros limpios, sinónimo de piel sana.
Existen tres tipos de mascarillas: de limpieza profunda, media y tópica. La primera está diseñada para que se adhiera a la piel y sea retirada, aunque no es saludable que se tire la piel, porque terminará siendo agresivo. Limpia profundamente los poros de cualquier impureza.
Las máscaras medias mantienen los poros despejados y saludables. Por último, las máscaras tópicas tienen el propósito de hacer el trabajo en la superficie, como eliminar células muertas, reducir líneas finas y arrugas.
Antes de lavarte el rostro, asegúrate de lavar también tus manos. Es importante lavarse el rostro con agua tibia, porque si está demasiado caliente puede romper los capilares, y si está muy fría, no permitirá que los poros se abran correctamente.
Una vez que el rostro esté húmedo, aplica una loción o gel limpiador en pequeños movimientos circulares hacia arriba con el dedo medio. Procura no frotar mucho para no dañar la piel, y que los movimientos vayan de abajo hacia arriba: esto estimulará la piel para que fluya la sangre y permita que los poros se abran.
#2 Tonificar
Aplicar el tónico es una parte sumamente importante en la rutina de belleza del cutis. Su función más importante es cerrar los poros y eliminar los últimos restos de suciedad y aceites que quedan después de la limpieza.
Con la tonificación también se eliminan los restos del producto de limpieza.
#3 Hidratar
Una hidratación adecuada es la clave en el cuidado de la piel y una de las principales armas contra el envejecimiento. Aún la piel grasa necesita hidratación. Para ello, puedes optar por dos tipos de hidratantes: los aceites o sérums, que penetran más profundamente que las cremas. Y las cremas faciales, que tengan ingredientes naturales que ayuden a penetrar bien en la piel.
Para el contorno de ojos, se recomienda una crema hidratante específicamente formulada para esa zona, porque la piel es mucho más delgada que la del cuerpo, y por consiguiente, más débil. Además, es una zona que debes nutrir especialmente para prevenir las líneas de expresión y arrugas.
#4 Aplica una mascarilla
La mayoría de las mujeres buscan saltearse la máscara de belleza, porque creen que es innecesaria o no tienen tiempo. Una correcta máscara mantiene los poros limpios, sinónimo de piel sana.
Existen tres tipos de mascarillas: de limpieza profunda, media y tópica. La primera está diseñada para que se adhiera a la piel y sea retirada, aunque no es saludable que se tire la piel, porque terminará siendo agresivo. Limpia profundamente los poros de cualquier impureza.
Las máscaras medias mantienen los poros despejados y saludables. Por último, las máscaras tópicas tienen el propósito de hacer el trabajo en la superficie, como eliminar células muertas, reducir líneas finas y arrugas.
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